Cillorigo de Liébana es un municipio situado en la comunidad autónoma de Cantabria (España), en la comarca de Liébana. Sus límites son: al sur con Potes y Cabezón de Liébana, al este con Lamasón, al oeste con Camaleño y el concejo asturiano de Cabrales, y al norte con Tresviso y Peñarrubia. Cillorigo de Liébana está regado por los ríos Urdón, Santo, Corvera y La Sorda, todos ellos afluentes del río Deva, que tras cruzar el municipio se introduce el Desfiladero de La Hermida. Cuenta con una población de 1.336 habitantes.
La comarca de Liébana es un territorio perfectamente definido, de montaña -incluso de alta montaña en algunas zonas-, que es atravesado por el río Deva y sus dos principales afluentes: el Quiviesa y el Buyón. Territorio cerrado al que desde el norte sólo se puede acceder por el Desfiladero de La Hermida, carretera que discurre paralela al río Deva y entre escarpadas murallas de roca caliza, casi verticales, algunas con más de 600 metros de altura.
Liébana, por la singularidad de su microclima, ha sido una comarca donde hasta hace unos años se cultivaba el trigo, la cebada y, el centeno. Aún se conservan los viñedos, principalmente en el valle de Bedoya (Cillorigo), constatados documentalmente en la comarca desde el siglo IX. Las patatas, garbanzos, judías, lechugas, tomates, cebollas, ajos, pimientos, etc, unidos a una gran variedad de árboles frutales, como los manzanos, cerezos, perales, etc, ofrecen al visitante la posibilidad de poder adquirir los más diversos productos lebaniegos y, además, de gran calidad. Los embutidos artesanos son excelentes: chorizos, lomo, morcilla, borono, panceta, etc., y las carnes, exquisitas, puesto que el ganado se cría en verdes y ricos pastos.
La comarca es un paraíso quesero, con dos denominaciones de origen: "Picón Bejes-Tresviso" y "Quesucos de Liébana". El "Picón Bejes-Tresviso" se elabora con leches mezcladas de vaca, cabra y oveja. Es un queso graso, de forma cilíndrica con caras planas, corteza blanda y delgada de color gris, con zonas amarillo-verdosas. Su interior es de pasta compacta y con ojos, untosa, de color blanco, con zonas o vetas de color azul-verdoso, lo que determina un exquisito sabor levemente picante. Se madura en cuevas naturales de caliza entre los 500 y 2.000 metros de altura, donde se desarrolla el penicillium, que le da un inigualable sabor.
Rica en retablos, imágenes y pinturas populares o torreones medievales pero, por encima de todo, está la presencia de sus tres monumentos singulares: Santa María de Lebeña; Santa María de Piasca y el Monasterio de Santo Toribio de Liébana. Tres visitas obligadas, junto con las numerosas casonas solariegas blasonadas, que sirven para que el viajero que se acerca a Liébana disfrute plenamente de la riqueza monumental de esta comarca.
Tierra de tradiciones y fiestas populares trasmitidas a través de generaciones. En la comarca se mantienen vivas todas aquellas manifestaciones que servían para que la comunidad celebrase, unas veces con júbilo y otras con fervor, el paso de las estaciones. Los viejos romances contados en las noches de invierno, al amparo del fuego; la llegada de los carnavales, recorriendo los pueblos las comparsas y los zamarrones; las procesiones y los cantos de Semana Santa; las romerías de los pueblos; las fiestas en las ermitas populares; los bailes tradicionales; la vendimia y la elaboración del orujo; Todo ello asegura la diversión en esta estuepnda tierra.